jueves, 23 de abril de 2020

Hoy en el día del libro y La Carne de Rosa montero 23 Abril 2020



Los que me conocen saben que los libros son parte inseparable de mi vida, saben que amo las palabras y venero los libros. En mi mejor momento leí 20 libros al año; tenía el más gordo (arriba de 700 páginas) junto a mi buró, otro en el coche por si alguna espera se hacía larga y otro ligero en la bolsa, porque, aunque solo tuviera 4 minutos los aprovechaba para leer, particularmente esto último me daba una sensación de superioridad, de “aprovechar” más el tiempo que los demás que perdían su tiempo en el teléfono o simplemente esperando. En esa misma época seleccionaba cuidadosamente que iba a leer en el año, me iba por horas a mi librería favorita y pasaba horas haciendo la mejor selección, en la que siempre llevaba algunas recomendaciones cuidadosamente escogidas, revisaba las mesas de ofertas y compraba uno que otro clásico, también algo tipo comida chatarra y algo “sorpresa”, y así acomodaba mi plan anual de lectura que aunque era flexible si se atravesaba algo nuevo era bien recibido.

Después empecé a leer algunos libros en su lengua original, obvio la mayoría en inglés y uno que otro en francés (aunque no los terminara), y luego pensé agregar algo que agregara valor para mi trabajo, y así fue como llegué a mi crisis del 2019: tenía en el teléfono un libro de política, un libro de negociación (en inglés), en papel un libro de economía y pensé ¿qué me llevó a estar atorada entre tres libros que si bien me interesan no me apasionan? hubo muchos factores personales de temas de trabajo, de crisis por el tema mi papá y más pero sobre todo creo que fue mi horrible defecto de volver mis hobbies productivos y este fue el caso, me forcé tanto por “aprovechar” más mi tiempo de lectura que perdió el encanto.
¿Cualquier parecido con la realidad Covid-19? Aprovecha para hacer un diplomado, es el momento de que aprendas un nuevo idioma, de que veas los museos de todo el mundo, hay tantas clases en línea gratuitas que te sientes mal por no tomarlas, pero cito a Sofía Niño de Rivera, no es tiempo extra, es como el tiempo que tienes cuando perdiste un vuelo, no se siente padre, o al menos no todo el tiempo.
Así que reconociendo y aceptando el problema fui a mi biblioteca personal a buscar en libros pendientes, encontré a Proust, Julio Verne, García Lorca, Elmer Mendoza y podría seguir, pero nada me resultaba apetitoso, no tenía ganas de ponerle una palomita más a un clásico a un segundo libro de un renombrado escritor, y entonces apareció Rosa Montero, mi gran amiga de “La ridícula idea de no volverte a ver” ahora con: La carne. ¿De qué va? Va de una mujer que recién cumplió los 60 años y contrata a un guapo gigoló ruso para darle celos a un reciente ex amante, nada que ver con Herman Hess o Camus… afortunadamente.
Letra amplia, sin complejidades para entender la trama, pero sí con un juego de personalidades muy interesantes, aderezado con un toque detectivesco; me lo devoré en 1 semana y eso me devolvió la fe en mi acuerdo con los libros, en que esto de dejarlos sin terminar era algo pasajero, que volvería a terminar el de política negociación y economía después de servirme en el buffet de libros lo que más se me antojara, así fuera azucarado o grasoso, porque para todo hay tiempo, y el mío hoy con los libros y con la vida es de reconciliación, de dejar ir para que pueda llegar, de disfrutar sin construir, de poca creatividad porque hay que sostener, de recoger piezas rotas y de pegar algunas pero otras soltarlas, de aferrarte a lo que quieres desde adentro, de aceptación con realidad y con amor.
Y por esto mi espíritu lector no quiere calificar a Rosa Montero, lo que este libro me dio se agradece más que la recomendación que podría dar sobre escritura literaria, espero que hoy tengan un lindo encuentro con su libro del momento.