***** 5 estrellas.
Me llevé una sorpresa con
este libro, llevaba un año en el lugar de “libros por leer” y no me había
interesado lo suficiente, pero en cuanto lo tomé me atrapó, me lo devoré en 3
días. Es un libro pequeño de 155 páginas.
Los capítulos son muy cortos
y siempre van acompañados de alguna fotografía de época, al principio son solo
retratos, en lo que vamos entrando en contexto con los personajes, pero
conforme va avanzando se vuelven lugares, movimientos y finalmente momentos emblemáticos.
Es la historia narrativa de
la decena trágica, el autor recopiló de diferentes historiadores los días
transcurridos antes y durante el asesinato a Gustavo Madero, y me resultó
sumamente interesante como un relato que todos vimos en la escuela puede ser
muchísimo más interesante con más contexto y en narrativa.
El autor se mantiene
neutral, y sustenta todos los posibles sentimientos y motivos que pudieron
tener los implicados. Aunque todo está bibliográficamente sustentado no llena
de citas el texto, pero todo está al final para los interesados en leer más del
tema.
Algo que se mantuvo en mi
pensamiento durante toda la lectura, es la comparación con los políticos
actuales, a mí me parece que no ha cambiado mucho, y no lo digo a manera de crítica sino un poco
para contradecir a todos aquellos que reclaman que todo tiempo anterior fue
mejor. Yo nunca he creído esto, creo que solo se vuelve diferente, con más herramientas
para algunas cosas y menos para otras; los humanos no cambiamos tanto en
esencia pero si evolucionamos en comportamientos.
Me sorprende como a veces la
gente añora los tiempos de la revolución donde había despojos por doquier,
violaciones, robos, asesinatos sin culpables, sin entierros y sin registros, o
como se exalta la imagen de algunos políticos del pasado. Yo no creo que nada
sea en blanco y negro, pero sí creo que las cosas han mejorado más que
empeorado, ahora contamos con una población activa que se hace escuchar,
contamos con mayores medidas de control y transparencia, no hemos llegado aún a
donde quisiéramos estar, pero hemos caminado mucho por el camino de la
democracia y la justicia. Si viera a México como una persona, yo diría que
tiene como unos 35 años, que pasó una infancia difícil con padres divorciados,
pero que ya se hablan, una niñez donde fue engañado de mucha maneras, por lo
que fue un adolescente violento, un joven que aprendió mucho pero fue
silenciado, por lo que ahora es un adulto con muchos rencores, pero que va entendiendo
por qué sucedieron las cosas y ya no se ve a sí mismo como el único que ha
sufrido, ahora entiende que así es la vida y la enfrenta con mayor entereza, aunque
aún le falta mucho por comprender.
En fin, este libro me dejó
con muchas reflexiones: lo recomiendo para todos los mexicanos y para los
interesados en la historia.