Generalmente
entre los libros que leo intercalo algunos clásicos, con el fin principal de
incrementar mi acervo cultural, y también generalmente me cuestan mucho trabajo
por razones que pueden resultar obvias como el estilo de redacción, la
diferencia en la forma de ser (valores, cultura) de los personajes, casi
siempre es todo mucho más descriptivo y lento, pero al ser clásicos son de una
riqueza que se tiene que aprender a apreciar.
También
algunas veces me llevo sorpresas, como esta vez con Noches Blancas, un cuento
de 85 páginas, que se lee muy fácilmente. Es la historia de un hombre misterioso
cuya vida es gris, y un día conoce a una chica que le cuenta su historia y eso
los involucra durante cuatro días. Maneja muy bien el hecho de mantenerte en
suspenso y esperando el siguiente día.
****
4 estrellas.
Es fluido,
aunque al principio tarda en arrancar y pareciera que la intención fuera dirigirte
hacia otro lado.
Es
comprensible y original, ya que es sencillo el motivo de la intriga, pero te
mantiene atento a qué pasará.
Tiene
un nudo contundente y final sorpresivo.
¿Qué
le falta? Verosimilitud, ya que en primera instancia nunca llegamos a conocer
bien a los personajes, solo mediante lo que ellos hablan, que en la mayoría de
los casos son repetitivos con las súplicas. Pero sobre todo le falta
congruencia a ciertos guiños literarios que no llevan a ningún lado.
Muy
probablemente sea uno de estos libros que cada que lo lees tiene un significado
diferente, al estar tan cargado de simbolismos y sentimientos, así que probaré
en algunos años más a ver si mi percepción sigue siendo la misma.
Recomendada
para los que les gusten los clásicos, los que les guste Rusia y quieren sentir
un poco a San Petersburgo, y los que tengan curiosidad de leer a una figura tan
controversial como lo fue Dostoievski.
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