El libro trata sobre el holocausto en Ruanda y de cómo
Immaculée Ilibagiza sobrevivió a este.
La primera vez que yo oí sobre este genocidio fue en el museo
de memoria y tolerancia, ahí supe que habían masacrado al pueblo tutsi, jamás
se me olvidará un palo de madera con clavos en un extremo que usaron para matar
gente en la calle, fue realmente desgarrador; pero como todo genocidio no
entendí las razones, como no las entiendo ahora.
El libro es muy fuerte, sorprende que sea tan reciente, y
lastima pensar que la humanidad sea capaz de esto en conjunto. Me da miedo
pensar lo débiles que somos ante grandes líderes, en este caso malignos, y me
aterra más pensar en que últimamente la locura está ganando, cada vez hay más
lideres con características “hitlerianas” por todo el mundo.
El libro comienza desde su niñez, la cual pinta maravillosa, Immaculée
no sabía que ya su familia tenía una historia con la división entre Hutus y
Tutsis; ella forma parte de los segundos, y durante su juventud es que se
desata literalmente el infierno en Ruanda.
No les puedo decir que el libro es disfrutable porque es
sufrimiento total, pero si es interesante.
Definitivamente no me gustó la carga religiosa que tiene, me
parece que acabó siendo como el libro de la cabaña, si alguien lo leyó me
entenderá. Me cuesta escribir esta parte, pero al ser yo tan racional no
entiendo como alguien no puede sentir un ápice de desesperanza cuando han matado
y destruido todo tu mundo.
Siento que la esencia de ser una historia bibliográfica se
pierde y se vuelve totalmente religiosa. Hay partes donde a Dios se le da el
poder de hacer invisible a la gente, no en una en muchas ocasiones, y me
resultó cansado y forzado, tal vez así vivió ella su historia, pero
literariamente sentí su implacable insistencia.
***
Tres estrellas.
Sí es fluído.
No me parece original, si bien el tema del holocausto de
Ruanda lo es, no es así con el tema religioso, que finalmente me pareció el
objetivo.
Literariamente sí es comprensible, aunque moralmente nos sea
difícil entenderlo.
El nudo es difícil de detectar, ya que la parte álgida está
desde el principio y dura casi todo el libro, pero démosle la estrella porque
también es difícil mantener la tensión, aún sabiendo desde el principio que
evidentemente sobrevivió.
Verosimilitud, a mi manera de verlo no la hay, como comenté
me cuesta trabajo entender cómo una persona es capaz de no sentir odio y
perdonar sin pestañear. Tal vez esto cambiaría si fuera dirigido a personas
religiosas, pero no lo está.