martes, 4 de octubre de 2016

La dama de las camelias. Alejandro Dumas. (14.2016)


El libro trata sobre la muerte y enfermedad de una cortesana muy famosa de Paris, alrededor del año 1840. El autor nos dice que es un caso real, pero estamos hablando de una novela.



La historia está enmarcada por los prejuicios sociales que implican la vida en esos años. Se tenían muchos protocolos de comportamiento, en este caso de los de las cortesanas, no se estaba hablando solo de sexo, sino de ser su amante, y en el caso de Margarita, había varios que la celaban y la querían solo para ellos.



En lo literario me parece muy repetitiva y cansada, claro que estamos hablando de otra época, tal vez fue muy reveladora en sus tiempos, pero para el nuestro resulta monótono. El nivel de cortesía con el que se hacía cualquier cosa, aunado a que el autor es más que descriptivo, repetitivo, hace que siempre estés esperando que va a pasar algo más, pero el final está vendido desde un principio.



Podría comparar al protagonista con un adolescente enamorado y encaprichado. Actuando con el estómago y arrepintiéndose a cada momento, pero les quiero contar algo curioso al respecto de este tema.

Como sería natural en una meretriz, tiene varios amantes, y a cada uno le dice que es el único o el más importante. La historia gira sobre uno solo, Armando. Cuando él se sabe engañado al pedirle que se abstenga de visitarla cierta noche, la va a vigilar y se da cuenta de que sí recibió al conde; loco de ira quiere ir a reclamar a irrumpir en la casa. Lo piensa mejor y se va a su casa. Tarda mucho haciendo una carta explicándole que ya no la verá más, es más que se va de Paris porque no puede vivir así. Lo piensa mucho y la manda y pasa un par de horas desesperado esperando que llegue la contestación, no aguanta la presión y sale a caminar a campos elíseos pensando en que si la encuentra hará como si no le importa. Pasa todo su día vagando y va  a un teatro donde cree que estará, nada. Finalmente habla con su mucama/amiga quien le dice que sí recibió y leyó la carta, que efectivamente le dio pesar porque lo ama pero no hay nada que pueda hacer, siguió con su día normal y le desea buena suerte al irse de Paris.

Fueron varias hojas de este sufrir, yo pensaba todo el tiempo: pero qué tipo más imbécil; antes y ahora suena a pura tontería lo que está haciendo… obviamente a ella no le iba a importar su carta… pero que martirio de relato.

En mi realidad les platico que unos dos días después de leer eso volvió a faltar mí empleada  doméstica y ¿qué creen? Pasé por todas las fases del enamorado y necio de Armando. ¿Pero qué le pasa, es que no le importamos? No, ya no puedo más con esto… Le escribí un mensaje de whatsapp en el que me tardé unos 15 minutos en redactar aunque solo eran tres renglones, en los que básicamente le decía que ya no podía con esa situación. La siguiente hora la pasé pegada al teléfono y nada, ni siquiera lo había leído. Ya por la tarde me aparecieron las palomitas azules, pero nada. Al día siguiente mi estrés estaba a todo ¿pero qué voy a hacer sin ella? Me tiene que marcar….Nada. ¿Y si no vio el mensaje? ¿y si no lo entendió bien y llega mañana? Yo solo quería que se diera cuenta que está mal lo que hace y….

Así que heme igual que el estúpido de Armando, el amor necesitado y enfermo existe más cerca de lo que te imaginas.

*  Una estrella

No es fluido, no es original, no es simple, no tiene nudo contundente.

Le doy la estrella de la verosimilitud por la maravillosa anécdota con de Mago.



Nota aclaratoria, el autor: Alejandro Dumas es el hijo de su aclamado padre homónimo.

Nota 2: ¡¡Mago volvió a trabajar conmigo!!

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