Este libro llevaba rondándome un par de años, pero lo leí en el momento más preciso, cuando lo necesitaba, para que me resonaran todas sus historias y me sacaran esas lágrimas que llevaban rato atoradas.
El salvaje es muchas historias, que magistralmente sabe tejer Guillermo Arriaga, sobre todo de la muerte. El eje conductor es Juan Guillermo, que desde un inicio nos revela que toda su familia morirá, nos narra a sus 17 años, con un dolor profundo cómo sucedieron los hechos, y nos va hablando también, de política, de religión, de grupos de extrema derecha, de corrupción, de pobreza, de drogas, de música, ninguna de sus 693 tiene desperdicio.
La otra historia que se conecta, sin saber al principio por qué es la de Nujuaqtutuq, que en inuit significa Salvaje, y de cómo está ligada su vida a la del cazador Amaruq. Entre estas historias paralelas hay relatos de la antigüedad o de tribus respecto a sus rituales mortuorios.
Cuando se juntan las historias el libro ya es un frenesí total, en el que no puedes soltarlo, cada historia tiene su vida propia, y cada personaje está perfectamente construído. En la última parte me hizo viajar con él y sentir también el viento en la cara, cuestionarme el rumbo de mi vida, las prioridades y las libertades.
Es original, verosimil en absolutamente todos sus personajes, tengo que decir en plural, que los nudos son cuntundentes, el final es vertiginoso y muy fácil de leer, aunque no de transportar.
Es un libro maravilloso, increíblemente construído, definitivamente de mis favoritos.
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